En alegría y esperanza, te damos gracias al iniciar un nuevo día y al regalarnos este mes de noviembre que estamos iniciando y hacerlo con esta fiesta tan hermosa como es la de todos los Santos, aquellos que entregaron su vida por amor a Ti, que nos dan ejemplo y testimonio de amor y de servicio de entrega y disponibilidad, pero ante todo de generosidad. Entregaron su vida a tu causa y ahora son bienaventurados. Tu invitación de este día es a imitarlos a ellos, buscando nuestra santidad en las cosas ordinarias de la vida, para hacerlas extraordinarias ante tus ojos. Ellos nos enseñan que para ser santos lo único que necesitamos es llevar una vida de amor, de servicio, de generosidad y de obediencia a tu voluntad y la del Padre Celestial. Ellos fueron gente ordinaria como nosotros, con la misma carne y sangre que nosotros. Pero tuvieron la valentía de ser diferentes, de hacer las cosas ordinarias de su vida a tu manera extraordinaria, ya que de Ti toman su valor. Ellos nos enseñan con su serena, pero fuerte amabilidad, su integridad, su entrega a Dios y a los hermanos, trabajando por la justicia, la verdad y la paz. Hoy te pedimos la fuerza para seguirte como ellos lo hicieron. Hemos tenido la dicha de conocer la santidad en los santos proclamados por el papa León XIV: José Gregorio Hernández; hermana María, Troncatti, hermana Vicenta María Poloni, Bartolo Longo, monseñor Ignacio Maloyan; Pedro Torot, hermana María del monte Carmelo Rendiles. Que su humildad, sencillez y fortaleza, nos ayuden a buscar nuestra propia santidad. Inspíranos en tu palabra y perdónanos las ocasiones en que cerramos los oídos del corazón.
“Bienaventurados los pobres de espíritu”. Te hemos escuchado, pero es difícil hacer lo que nos dices, por nuestra autosuficiencia y egoísmo. Nos dices “Bienaventurados los misericordiosos”, pero muchas veces somos insensibles a las miserias de los otros por nuestra dureza de corazón y falta de interés. Nos dices: “Bienaventurados los que trabajan por la paz”, pero nosotros no compartimos fácilmente la paz del perdón y del servicio a causa de nuestra soberbia, rencor y violencia. Que nos percatemos, Señor, de que con tu fuerza hasta nuestros sueños más atrevidos pueden hacerse realidad, e incluso pueden ser superados: que la humildad, la sencillez, la paz y el amor sean valores por los que valga la pena vivir y morir.
La clave para toda felicidad es el amor: La certeza de que tú nos amas y de que somos tus discípulos. Esta certeza nos hace capaces de toda esperanza y amor. Bendícenos abundantemente en este mes que iniciamos y consérvanos en salud y bienestar. Amén.
Un muy feliz y santo mes, lleno de satisfacciones y alegrías. Nuestro Rosario de Aurora, ofrecido por nuestros hermanos enfermos y nuestras familias. También las necesidades de cada uno. Santo sábado para todos.
Meditación del Papa
No se trata de una nueva ideología, sino de una enseñanza que procede de lo alto y que toca a la condición humana, que el Señor, al encarnarse, quiso asumir para salvarla. Por este motivo, "el sermón de la montaña se dirige a todo el mundo, en el presente y en el futuro... y sólo puede ser comprendido y vivido en el seguimiento de Jesús, caminando con Él". Las Bienaventuranzas son un nuevo programa de vida para liberarse de los falsos valores del mundo y abrirse a los verdaderos bienes presentes y futuros. Cuando Dios consuela, sacia el hambre de justicia, enjuga las lágrimas de los afligidos, significa que, además de recompensar a cada uno de manera sensible, abre el Reino de los Cielos. "Las Bienaventuranzas son la transposición de la cruz y de la resurrección en la existencia de los discípulos". Reflejan la vida del Hijo de Dios que se deja perseguir, despreciar hasta la condena a muerte para dar a los hombres la salvación. Benedicto XVI, 30 de enero de 2011.
Reflexión del Evangelio fue escrita por P. Luis Alberto Tirado Becerril misionero del Espíritu Santo
Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. No cabe duda de que la pobreza material muchas veces en la práctica ayuda a abrir el corazón a Dios, pues el que nada tiene, más fácilmente puede tener su esperanza solo en quien todo lo puede, en Dios.
Jesús nos enseña hoy que la felicidad verdadera está en ser partícipes y constructores del Reino de los Cielos. Porque incluso si eres víctima de la injusticia y te encuentras en situaciones de dolor y llanto, éstas no tienen la última palabra si eres pobre de espíritu, porque tu dolor no tardará en convertirse en dicha, porque pronto serás consolado y tus anhelos más profundos serán saciados.
Hoy Cristo te ofrece la felicidad verdadera, o sea, la santidad, que solo podrás alcanzar al practicar misericordia, especialmente con quienes sufren: los pobres, los migrantes, tus hermanos, los padres o hijos, jefes o compañeros de trabajo o escuela. Hoy Cristo te ofrece la felicidad, si decides mirarlos y amarlos como Él lo hace, con un corazón limpio, y a trabajar en que alcancen la paz y en que la paz verdadera reine en tu entorno y el mundo; paz que solo llega mediante la justicia, la verdad, el amor y la bondad. ¿Te animas a ser santo, te animas a ser feliz?
Pregunta:
¿Qué significa para mí hoy ser "pobre de espíritu" en medio de una sociedad materialista?
Cita bíblica del día.
"Sean santos, porque Yo, el Señor su Dios, soy santo". (Levítico 19,2)
¡Sigue caminando con esperanza hacia el Cielo!
«Sean santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo».
Levítico 19, 2
