En esta mañana que nos regalas, Señor, nos ponemos en tus manos, abrimos nuestro corazón a tu querer y nuestros sentimientos que son para decirte: “aquí estoy, Señor, porque me has llamado, aquí estoy envíame a mis hermanos”. Gracias por la semana que hemos vivido, porque la hemos caminado de tu mano e inspirados por el Espíritu Santo. No permitas que nos soltemos de tus manos.
Hoy nos das la alegría de celebrar a san Juan Crisóstomo, nacido en el año 349. Su madre fue santa Antuza; lo educó cristianamente, llevando una vida monástica en su propia casa. Obispo y patriarca de Constantinopla, gran pastor y maestro de la fe; de mucha actividad pastoral, fecundo y elocuente predicador para instruir y corregir contra los vicios, la tibieza, la pereza y la riqueza. Desterrado dos veces, de regreso por decreto del papa san Inocencio I. Por consecuencia de los malos tratos de los guardianes, murió en Comana en el año 407.
Que san Juan Crisóstomo nos inspire también como lo es tu palabra inspiradora, para saber dar frutos buenos, porque nuestro corazón es árbol bueno que da frutos abundantes. Que construyamos nuestra vida, sobre sentimientos firmes. En tu palabra nos inspiramos: “El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien.” Amén.
Un muy feliz y esperanzador fin de semana lleno de bendiciones y de unidad familiar.
PALABRAS DEL PAPA
La roca. Así es el Señor. Quien confía en el Señor siempre estará seguro, porque sus cimientos están sobre la roca. Eso dice Jesús en el Evangelio. Habla de un hombre sabio que construyó su casa sobre la roca, es decir, sobre la confianza en el Señor, sobre cosas serias. Y esta confianza también es un material noble, porque los cimientos de esta construcción de nuestra vida son seguros, fuertes.
Y nuestra vida puede ser así incluso cuando mis cimientos no son fuertes. Llega la tormenta —y todos tenemos tormentas en la vida, todos, desde el Papa hasta el último, todos— y no podemos resistir. Muchos dicen: «No, cambiaré mi vida». Y piensan que cambiar mi vida es «maquillarse». Cambiar mi vida significa cambiar los cimientos de la vida, es decir, poner la roca allí, que es Jesús. «Quisiera restaurar este edificio, este palacio, porque es muy feo, muy feo, y quisiera embellecerlo un poco y también asegurar los cimientos». Pero si me maquillo y me invento un romance, las cosas no avanzarán; se derrumbarán. Con las apariencias, la vida cristiana se derrumba. No podemos construir nuestra vida sobre cosas pasajeras, sobre apariencias, fingiendo que todo está bien. Vayamos a la roca, donde está nuestra salvación. Y allí seremos felices. Todos. (Papa Francisco - Homilía en Santa Marta, 5 de diciembre de 2019)
Pensamientos para el Evangelio de hoy (evangeli.net)
* «Los preceptos evangélicos no son otra cosa que las enseñanzas divinas, fundamentos que edifican la esperanza, cimientos que corroboran la fe, alimentos del corazón, garantía para la obtención de la salvación» (San Cipriano)
* «Sed prudentes y sabios, edificad vuestras vidas sobre el cimiento firme que es Cristo. Entonces seréis bienaventurados y vuestra alegría contagiará a los demás» (Benedicto XVI)
* «(…) Los preceptos del Decálogo establecen los fundamentos de la vocación del hombre, formado a imagen de Dios. Prohíben lo que es contrario al amor de Dios y del prójimo, y prescriben lo que le es esencial (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. ° 1962)
Pregunta:
¿Cómo reacciono ante las tormentas y pruebas: con fe firme o con miedo y desesperación?