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14-oct.-2025, martes de la 28.ª semana del T. O. 

Tengan cuidado con los cristianos —sean laicos, sacerdotes, obispos— que se presentan como tan «perfectos», tan rígidos. Y tengamos cuidado con nosotros mismos

Nuestro martes en el inicio de nuestra semana laboral sea fortaleza después del descanso que tuvimos durante este fin de semana.Nos colocamos en tus manos y abrimos nuestro corazón a tu querer y tus sentimientos para hacer la voluntad del Padre celestial y caminar los senderos que tú dispongas para cada uno de nosotros. Te agradecemos el don de la palabra y la fe para poder proclamar las maravillas que tú obras en nosotros. Iniciando nuestra semana laboral te pedimos que seas nuestro guía, la luz que ilumina nuestro diario caminar, la fortaleza para sostenernos en nuestras dificultades, pero —ante todo— que sea tu presencia la que llene nuestros corazones. Te pedimos que nosotros no tengamos miedo de ensuciar nuestras manos por ayudar a la gente, sino de manchar nuestro corazón con el pecado de manchar nuestras lenguas con la mentira, de difamar a nuestros hermanos, de pelearnos con ellos, herirlos y ofenderlos. Libera nuestros corazones de la apariencia, el engaño y la superficialidad que nos apartan de tu amor y nos llevan a criticar y juzgar con dureza a nuestros hermanos. Ayúdanos y danos la gracia de ser verdaderos servidores en amor generosidad y humildad. Guárdame en tu amor y en tu bondad. 
Que vayamos con corazón agradecido a nuestras labores para seguir amando y sirviendo como tú nos has enseñado, pidiéndote, Señor, que nuestra jornada sea muy productiva en obras y palabras. Te alabamos te bendecimos y te glorificamos.  Amén.
Un muy feliz y santo inicio de semana laboral.

PALABRA DEL PAPA

Estas no son palabras bonitas, ¿verdad? Jesús habló con claridad; no era hipócrita. Habló con claridad: «Sois sepulcros blanqueados». Bonito cumplido, ¿verdad? Jesús distingue las apariencias de la realidad interior. Estos señores son los «doctores de las apariencias»: siempre perfectos, pero ¿qué hay en el interior? (...) Tengan cuidado con la gente rígida. Tengan cuidado con los cristianos —sean laicos, sacerdotes, obispos— que se presentan como tan «perfectos», tan rígidos. Y tengamos cuidado con nosotros mismos, porque esto debe llevarnos a reflexionar sobre nuestras vidas. ¿Intento fijarme solo en las apariencias? ¿Y no cambio mi corazón? ¿No abro mi corazón a la oración, a la libertad de la oración, a la libertad de la limosna, a la libertad de las obras de misericordia? (Papa Francisco - Homilía en Santa Marta, 16 de octubre de 2018)

Oración de preparación

No basta, Señor, con aparentar bondad o cumplir gestos externos de piedad; quiero una fe viva, sincera, que brote desde lo más profundo del alma. Tú miras más allá de las apariencias, conoces mis intenciones y mis luchas. Por eso, te ruego que limpies lo que está oculto, que renueves mis sentimientos y me hagas un reflejo fiel de tu amor. Amén

Reflexión del Evangelio escrita por Juan Lara, miembro de Vivir en Cristo

Para los judíos lavarse las manos antes de la comida no es solamente un tema de higiene, sino que forma parte de un ritual de purificación para el alma y el cuerpo. El rito se hace al despertar, antes de tomar alimentos y para la oración; tiene un sentido de pureza y de reconocimiento de la providencia de Dios.
Hay mucho que aprender de esto, porque cuando lo entendemos, podemos ver mejor lo que Jesús quiere que aprendamos en este Evangelio. Así como no se trata solamente de lavarse las manos y ocuparse de lo externo, de la suciedad o los gérmenes en nuestras manos, en el ámbito espiritual, la verdadera purificación no es externa, sino que viene desde adentro y se refleja en nuestras acciones y motivaciones. 
La fuente de nuestra purificación, ser humildes y agradecidos, se obtiene más bien en la medida que logremos una relación de intimidad con Dios, principalmente por medio de la oración. No es la medallita o la cruz que llevamos en el cuello, la calcomanía pegada en el carro o el rosario colgado en el espejo lo que nos hace buenos cristianos. Ser buenos cristianos depende más bien de lo que hacemos, incluso cuando nadie nos ve. No es aparentar una pureza o una vida espiritual externa, sino realmente demostrarlo con nuestras acciones.
Ser honrados, éticos, íntegros, serviciales, justos, congruentes en todos los campos de nuestra vida; ser personas cuyas acciones correspondan a sus creencias, a lo que han aprendido de Dios por medio de la Palabra, incluso cuando nadie lo note o lo reconozca. 
Un corazón purificado se muestra en la generosidad y la congruencia usando los talentos que Dios nos ha dado, una profunda relación con Dios permite que su gracia nos transforme desde dentro y limpie todo lo que en ocasiones nos impide ser humildes y agradecidos. Estamos llamados a amar y ser un testimonio vivo de lo que Cristo ha hecho en nosotros.  
Pregunta:
¿Qué aspectos de mi vida espiritual se han quedado en lo externo y necesitan una conversión interior?
Cita bíblica del día.
"El amor cubre multitud de pecados" (1 Pedro 4,8).
 

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.