Alegres y optimistas recibimos, Señor, este amanecer que nos regalas, para vivirlo en amor y servicio generoso con todos los hermanos nuestros con los que nos encontraremos hoy. Ante todo, te damos gracias por el regalo de la vida, la salud y el bienestar. Sea este un día para encontrar el verdadero amor y vivirlo en experiencia de solidaridad y fraternidad. No permitas que lo adverso o negativo nos impida amar como Tú nos amas, porque pensamos que es bastante fácil amarte a Ti, pero amar a quienes nos rodean resulta ser algo que supera nuestras fuerzas.
Señor, ayúdanos a ser conscientes de que Tú nos has aceptado tal como somos ─con nuestro pecado─ y nos amas sin reserva.Danos fuerza para ser pacientes con todos, para comprenderlos, amarlos, elegirlos y hacerlos hermanos nuestros, porque tú nos has elegido a todos como amigos; que hoy podamos manifestarles tu amor y generosidad, sirviéndoles desde el corazón, con sentimientos y actos de misericordia que hagan presentes tus palabras: “No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca”. Nuestros frutos sean de armonía, felicidad, unidad, fraternidad y solidaridad. Amén.
Feliz, bendecido y anhelado viernes. Nuestra Madre nos acompañará.
