Buen día y un amanecer radiante casi para finalizar nuestro mes. Gracias, Señor, porque en este día nos despertamos llenos de alegría, de optimismo y esperanza en que tú caminarás a nuestro lado. Permítenos hacer el bien en este día para que al final de la tarde te podamos dar gracias.
Ahora, Señor, nuestra reflexión nos lleva a una acción de gracias a través de las palabras que tú nos diriges en este día por boca de san Pablo. Tener un ideal, una meta, un destino claro a dónde ir es muy tranquilizador, incluso en medio de la incertidumbre, atravesando el sacrificio y el dolor. Guárdanos siempre en actitud de marcha, caminando con fe y confianza, sin miedo ni vacilación, porque estamos seguros de que nada nos puede dañar y que ningún obstáculo puede arrebatarnos la libertad interior que Tú nos has dado.
Pablo pregunta por aquellos acontecimientos de la vida que pueden apartarnos de tu amor. Nos pregunta por situaciones límite en nuestra vida, como la angustia, la persecución, el peligro, la desnudez, la espada, el hambre. En todo vencemos en aquel que nos ha amado. Tú y tu amor son la razón de nuestra victoria sobre esas contrariedades profundas e injustas que a veces vivimos. Si nos mantenemos fuertes se disipará toda angustia que podamos vivir, porque en todo momento estás llenando nuestro corazón de optimismo y esperanza, de fe y confianza en Ti.
¿Qué obstáculo podremos tener que no podamos superar? Tú nos invitas —por medio de san Pablo— a no dejarnos derrotar por las circunstancias adversas de la vida porque todo lo podemos en Ti.
Los fariseos te decían «sal y márchate porque Herodes quiere matarte», pero tú dijiste «vayan y digan a ese zorro yo arrojo demonios y realizo curaciones hoy y mañana y al tercer día mi obra quedará consumada». Esa es la valentía con la que tú hablabas Señor. Nunca tuviste miedo y hoy podemos decir esta palabra tan bella con la que terminas: «bendito el que viene el nombre del señor». Confórtanos y acompáñanos. Bendícenos guárdanos y protégenos en este jueves vocacional y sacerdotal. Amén.
Meditación del Papa Francisco
Ayudar a nuestros jóvenes a redescubrir el valor y la alegría de la fe, la alegría de ser amados personalmente por Dios. Esto es muy difícil, pero cuando un joven lo entiende, un joven lo siente con la unción que le da el Espíritu Santo, este "ser amado personalmente por Dios" lo acompaña toda la vida después. La alegría que ha dado a su Hijo Jesús por nuestra salvación. Educarlos en la misión, a salir, a ponerse en marcha, a ser callejeros de la fe. Así hizo Jesús con sus discípulos: no los mantuvo pegados a él como la gallina con los pollitos; los envió. No podemos quedarnos enclaustrados en la parroquia, en nuestra comunidad, en nuestra institución parroquial o en nuestra institución diocesana, cuando tantas personas están esperando el Evangelio. Salir, enviados. No es un simple abrir la puerta para que vengan, para acoger, sino salir por la puerta para buscar y encontrar. Empujemos a los jóvenes para que salgan. Por supuesto que van a hacer macanas. ¡No tengamos miedo! Los apóstoles las hicieron antes que nosotros. ¡Empujémoslos a salir! Pensemos con decisión en la pastoral desde la periferia, comenzando por los que están más alejados, los que no suelen frecuentar la parroquia. Ellos son los invitados VIP. Al cruce de los caminos, andar a buscarlos. (Homilía de S.S. Francisco, 27 de julio de 2013).
ORACIÓN
Señor, hoy nos recuerdas tu paso decidido hacia Jerusalén, aun sabiendo que te esperaban la incomprensión y el rechazo. Sin embargo, no te detuviste, porque tu amor era más grande. Yo también, Señor, encuentro en mi camino voces que buscan apagar mi confianza, pensamientos que intentan sembrar duda. Ayúdame a ser valiente y a seguir avanzando contigo. Amén
Reflexión del Evangelio fue escrita por P. Luis Alberto Tirado Becerril, misionero del Espíritu Santo.
¡Jerusalén, Jerusalén! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, pero tú no has querido! Reunir a sus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos, ¡qué tierna expresión del Señor Jesús!, y es que la gallina reúne a sus pollitos para tenerlos cerca, para darles calor, para protegerlos, incluso –en ocasiones– a costa de su propia vida y esto es por puro instinto materno. Y Cristo usa esta dulce imagen para mostrar que quiere reunir bajo su protección, cuidado y amor a todos los hombres que ha creado.
Y solo desde esta perspectiva podemos comprender el porqué del decidido camino de Cristo hacia Jerusalén y el calvario y porqué ha respondido a los fariseos: que seguirá expulsando a los demonios y haciendo curaciones. Y la razón es que Él es el Emmanuel prometido, Él es Dios mismo hecho carne y ha venido al mundo para revelarnos de manera absolutamente patente que quiere que estemos con Él, que nos ama, que solo en Él nuestro frío corazón encontrará calor y aprenderá a amar.
Hoy te invito a tomar consciencia de cuál es tu misión, tu camino y tu meta y evaluar si están en sintonía con lo que Dios sueña de ti o si tus metas están apocadas, si has desviado el camino, si te conformas con poca cosa. Porque no has nacido para la mediocridad, sino para conquistar las cumbres de la santidad. Y si tu meta no es la santidad tuya y de los tuyos, en el nombre de Cristo yo te lo imploro: ¡vuelve a reevaluar tus prioridades!
Finalmente, hoy te invito a evaluar si las decisiones cotidianas que vas tomando están en plena sintonía con tu camino y tu misión y si te están llevando a la meta para la que Dios te ha creado. Y si tus decisiones y acciones cotidianas se han desviado, no te preocupes, ¡hoy tienes vida!, hoy puedes –con la gracia de Dios– decidir cambiar lo que tengas que cambiar para encaminarte al cielo y encaminar a quienes Dios ha puesto en tu camino.
Pregunta:
¿Cómo puedo continuar haciendo el bien incluso cuando me enfrento a rechazo o incomprensión?
Cita bíblica del día.
"El Señor no tarda en cumplir su promesa, como algunos piensan, sino que tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos lleguen a la conversión". (2 Pedro 3,9)
