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8-ene.-2022 sábado después de la Epifanía

Señor mío y Dios mío, al despertar podemos sentirnos afortunados por tener tanta gente buena a nuestro alrededor

Señor mío y Dios mío, al despertar podemos sentirnos afortunados por tener tanta gente buena a nuestro alrededor y poder contemplar las maravillas de tu amor. Somos afortunados de poder compartir sueños, de poder luchar con ellos y ver cómo se vencen las dificultades. Ayúdanos a ser un hombro para nuestros hermanos, acompañarlos cuando haga falta y levantarles el ánimo cuando sea necesario. Tú nos has dado la alegría y con ella queremos alegrarlos a ellos. Que tengan la alegría de disfrutar la vida, de fijarse en todo lo bueno que tienen alrededor, en todos los talentos que nos regalas y están en ellos. Gracias, Señor, porque somos tus instrumentos para que ellos te encuentren a Ti y sientan tu poder y tu fuerza. Salimos en esta esperanzadora mañana con la intención de aportar algo de alegría y consuelo a aquellos con los que nos encontraremos. Tenemos la seguridad que, con una palabra, con un gesto, con una mirada podremos alegrar sus corazones.

Hoy en tu Palabra, nos regalas las últimas apariciones de Juan el Bautista, quien nos muestra la grandeza de su corazón. Vuelve a recordar: “Yo no soy el Mesías”, y se compara con el amigo del esposo que acompaña a este a la boda; él no es el esposo, sino el compañero que se alegra por la alegría del esposo y nos dice claramente que Tú tienes que crecer y él tiene que menguar. Permítenos, Señor, sentir la alegría y la esperanza que nos regala Juan en su primera carta cuando nos dice: “si pedimos algo de acuerdo con su voluntad, El Padre celestial nos escucha y sabiendo que nos escucha cuando se lo pedimos, estamos seguros de recibir lo que pidamos”.  Amén.

Te bendecimos, te glorificamos y te damos gracias, Señor.

Un muy feliz y santo fin de semana para todos.

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda Pbro.