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17-jun.-2025, martes de la 11.ª semana del T. O.

La indicación de Jesús consiste en imitar al Padre en la perfección del amor. Él perdona a sus enemigos. Hace todo por perdonarles.

Alabar y bendecir tu nombre es signo de tener corazón agradecido por todo lo que nos concedes. 

Tú nos has mostrado tu ternura y nos has aceptado como somos. Comparte tu corazón con nosotros, haznos misericordiosos y comprensivos; que, por la forma como nos has tratado, aprendamos a acoger a nuestros hermanos sin condiciones ni reservas, a olvidar y perdonar todas las ofensas, para que lleguemos a asemejarnos cada vez más a ti. Danos la gracia de tu infinito amor y permítenos cumplir tu palabra y tu voluntad: «Amen a sus enemigos. Hagan el bien a los que les odian, y rueguen por los que les persiguen». 

Sabemos que es difícil, muy difícil. Pero eso es lo que Tú hiciste. ¿Lo consideramos imposible para nosotros? Danos valor y fortaleza para cumplirlo en nuestras vidas y sentir la satisfacción de amar desde lo profundo de nuestro corazón. «Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto». 

Un muy feliz y reconciliador martes, llenos de buenos sentimientos. 

Meditación del papa Francisco

Jesús nos dice dos cosas: primero, mirar al Padre. Nuestro Padre es Dios: hace salir el sol sobre malos y buenos; hace llover sobre justos e injustos. Su amor es para todos. Y Jesús concluye con este consejo: «Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial».

Por lo tanto, la indicación de Jesús consiste en imitar al Padre en la perfección del amor. Él perdona a sus enemigos. Hace todo por perdonarles. Pensemos en la ternura con la que Jesús recibe a Judas en el huerto de los Olivos, cuando entre los discípulos se pensaba en la venganza.

Jesús nos pide amar a los enemigos. ¿Cómo se puede hacer? Jesús nos dice: rezad, rezad por vuestros enemigos. La oración hace milagros; y esto vale no sólo cuando tenemos enemigos; sino también cuando percibimos alguna antipatía, alguna pequeña enemistad.

Es cierto: «el amor a los enemigos nos empobrece, nos hace pobres, como Jesús, quien, cuando vino, se abajó hasta hacerse pobre». Tal vez no es un «buen negocio» —agregó el Pontífice—, o al menos no lo es según la lógica del mundo. Sin embargo «es el camino que recorrió Dios, el camino que recorrió Jesús» hasta conquistarnos la gracia que nos ha hecho ricos. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 18 de junio de 2013, en Santa Marta).

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.