Abrimos nuestros ojos y comienza el clarear de este nuevo día que nace para nosotros. Nos levantamos con alegría y optimismo de emprender una nueva jornada y lo haremos en tu Santo Nombre. Danos la fuerza y la fortaleza, la generosidad y la solidaridad para compartirlas con nuestros hermanos, sobre todo los que están en tristeza y soledad.
Hoy nos invitas en tu palabra a estar en vela y preparados. Te pedimos que estés a nuestro lado, para no caer en la tentación del descuido y dejar que los obstáculos y dificultades nos desanimen. Hoy y siempre, nuestra jornada esté basada en las palabras de respuesta al salmo: «Aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad». Aquí estamos Señor, dispuestos a servirte, amarte y entregarte nuestros corazones. Permítenos saber escuchar, saber oír y saber hablar para que nuestros pensamientos, nuestras obras y buenas acciones sean verdaderamente de tu agrado.
Hoy tenemos la alegría de recordar con cariño a santa, Laura Montoya, maestra de misión en América Latina que nació en Jericó Antioquía el 26 de mayo de 1874. Centró su eclesiología, en el amor y la obediencia a la Iglesia; vive para la iglesia a quien ama entrañablemente y para extender sus fronteras. No mide dificultades, sacrificios, Humillaciones y calumnias. Fue la fundadora de la congregación de las misioneras de María Inmaculada de santa Catalina de Siena. Falleció en Medellín el 21 de octubre de 1949. Canonizada el 12 de mayo de 2013 por el papa Francisco. Santa Laura nos enseñe a ser como las doncellas que tienen encendidas las lámparas de la fe, la esperanza y la caridad. Amén.
Un muy feliz y esperanzador martes, de vigilancia en el amor, la esperanza y la caridad. Bendiciones abundantes.
ORACIÓN
Jesús, al comenzar este nuevo día, quiero mantener encendida la lámpara de mi corazón, vigilante y despierto ante tu Presencia. Tu Palabra me recuerda que debo estar preparado. No quiero que el sueño de la rutina ni las distracciones del mundo apaguen la luz de mi fe. Enséñame a vivir con los oídos atentos a tu voz. Amén.
Reflexión del Evangelio fue escrita por Juan Lara, miembro de Vivir en Cristo
En el Evangelio de hoy, Jesús presenta una parábola para enseñarnos la importancia de vivir preparados y en constante vigilancia de nuestra vida espiritual, porque definitivamente nadie sabe el día en el que Él llegará y si tendremos las lámparas encendidas para recibirlo cuando las necesitemos.
La vida nos mantiene ocupados en muchas actividades: el trabajo, la escuela, los quehaceres en la casa, las distracciones, la búsqueda del éxito y la felicidad, las diversiones, el ocio y todo esto que es parte normal de nuestra vida.
Si hacemos una pausa y lo pensamos un momento, nos daremos cuenta que, comparado con todo esto, el tiempo que dedicamos a la preparación para una adecuada vida espiritual realmente es poco. Dichoso aquél que es encontrado por su señor, sirviendo y siendo luz para los demás. Agradece a Dios que te ha dado los recursos y habilidades para estar preparado y utiliza esos dones para servir a tus hermanos de comunidad, a tus compañeros en el trabajo, a tu familia, a tus superiores, a tus clientes y a toda la gente que está alrededor tuyo. El que no vive para servir no sirve para vivir.
Que el Señor nos encuentre siempre preparados y con las lámparas encendidas.
Preguntas.
¿En qué momentos he sentido que mi fe se adormece o se apaga?
Cita bíblica del día.
«Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora» (Mateo 25,13)