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Comentario a las lecturas del domingo

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La experiencia Pascual viene acompañada por signos de madurez humana y madurez en la fe. Así ocurre con los discípulos en cada encuentro con Jesús Resucitado. Ahora ellos son capaces de secundar la acción del Espíritu, comprender lo aprendido con el Señor, interpretar la realidad de su tiempo y dar sentido pleno a su existencia. Es así como, en los Hechos de los Apóstoles, reconocemos que los discípulos han optado por una vida nueva, obran con libertad auténtica y tienen la voluntad de Dios como norma de vida, «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.., hasta el punto de no acatar las prohibiciones de las autoridades judías y anunciar el kerigma con más fuerza, a pesar de los ultrajes recibidos.

Hoy por hoy, vemos muchas personas que desafían lo prohibido, simplemente porque “es lo más deseado” o porque que sienten gusto o placer al trasgredir una norma, a expensas de una libertad sin fundamento; también está el ansia de probar el lado oscuro o responder a algo desafiante y fuera de todo canon. No es este el caso de los Apóstoles. Ellos no obran de tal modo por rebeldía o por necesidad de autoafirmarse frente a otros sino por el discernimiento y la coherencia con el evangelio. Desafiar lo prohibido tiene sus límites (morales, éticos y sociales) y debe provenir de una conciencia iluminada por el Espíritu. Aquella prohibición que es contraria al evangelio hay que confrontarla con la fuerza de la oración y la firmeza del carácter, sobre todo cuando nos prohíben la obra de Dios, conforme a la visión de Juan: «Digno es el Cordero degollado...», fuente de verdadera autoridad y principio de nuestro obrar.

El Resucitado se aparece por tercera vez a sus discípulos: «Muchachos, ¿tenéis pescado?» Al darse cuenta de la pesca, «aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: Es el Señor.» Durante este encuentro los confirma en la fe, los conforta y los prepara para la misión. Tal es el caso de Pedro: «…le pregunta: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»,ante su respuesta, el Señor le expresa su perdón confiándole la misión, a la vez que alude a la muerte con la que iba glorificar a Dios. Que nadie nos prohíba seguir a Jesús.

José A. Matamoros G. Pbro.

Párroco

 

Mensaje del Papa Francisco: Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua! Hoy la Iglesia renueva el anuncio de los primeros discípulos: «Jesús ha resucitado». Y de boca en boca, de corazón a corazón resuena la llamada a la alabanza: «¡Aleluya!… ¡Aleluya!». En esta mañana de Pascua, juventud perenne de la Iglesia y de toda la humanidad, quisiera dirigirme a cada uno de vosotros con las palabras iniciales de la reciente Exhortación apostólica dedicada especialmente a los jóvenes:«Vive Cristo, esperanza nuestra, y Él es la más hermosa juventud de este mundo. Todo lo que Él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida. Entonces, las primeras palabras que quiero dirigir a cada uno de los jóvenes cristianos son: ¡Él vive y te quiere vivo! Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas avejentado por la tristeza, los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza» (Christus vivit, 1-2). Ciudad del Vaticano, 21 de abril de 2019.

#Evangelio - El amor es la inteligencia primordial para descubrir a Jesús

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El evangelio de la misa de este domingo (Juan 21, 1-19) es un relato de aparición del Resucitado. Al final de cada uno de los cuatro evangelios tenemos estos relatos de apariciones cuya estructura suele tener tres partes: 1. inician refiriendo la situación de dificultad de la fe de los discípulos, 2. el Resucitado se manifiesta y recurre a la memoria de los discípulos bien sea a través de textos de la Escritura o de gestos que compartía con los discípulos, y 3. concluyen con el envío misionero de los testigos.

La primera parte del relato de aparición del Resucitado que leemos este domingo acude a la imagen de la pesca para situar la escena en el contexto del apostolado en Galilea; la iniciativa apostólica de Simón Pedro es secundada por los demás discípulos, pero no ha dado resultado.

La segunda parte se introduce refiriendo el paso de la noche al día; al amanecer Jesús aborda a los discípulos con una pregunta de quien tiene hambre: «Muchachos, ¿tienen pescado?» (En el texto griego Jesús pregunta si tienen ‘ti prosphagion’, ‘algo para comer’).

Siguiendo las indicaciones de Jesús las labores de los discípulos pasar a ser signo de la abundancia, signo que permite reconocerlo; pero es «aquel discípulo a quien Jesús amaba» el que ‘ve el signo’. Quizá el narrador intente decir que el amor es la inteligencia primordial para descubrir a Jesús; de ser esta la intención, la triple pregunta a Simón Pedro, en la tercera parte, se la puede entender como la guía de Jesús para el verdadero aprendizaje antes de la misión.

Antes de abordar la tercera parte del relato de aparición del Resucitado, es útil reconocer en el texto griego la diferencia de dos verbos ‘agapáo’ y ‘philéo’, que se suelen traducir en castellano por ‘amar’. El Nuevo Testamento acude al verbo ‘agapáo’ para referirse al amor de Dios, mientras que ‘philéo’ lo deja para decir del amor de amistad.

‘Agapáo’ es una acción que tiene su origen el Dios (ver Juan 15, 9-11) y resulta siendo la expresión de la fe/fidelidad: «Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor». ‘Philéo’ es la vivencia armónica de las relaciones humanas, que para un cristiano tienen su origen en Dios, pues es Él quien mueve al hombre a vivir en fraternidad con los demás.

Volviendo a la tercera parte de la narración de la aparición del Resucitado en el evangelio de hoy, esta se abre con una primera pregunta de Jesús a Simón, hijo de Juan, «¿Me amas [agapás] más que estos?» Esta formulación hace recordar la conclusión de la parábola de Lucas (7, 40-43): a quien más se le ha perdonado, más amor demuestra. El aprendizaje para la misión principia por reconocer que el ser humano es ‘un perdonado’ y cuanto mayor sea la esta toma de conciencia, mayor será la afirmación en el amor a Dios. La respuesta de Simón Pedro se expresa con el verbo ‘philéo’: «Sí Señor; tú sabes que te quiero».

La tercera pregunta de Jesús al discípulo emplea el verbo ‘philéo’: «¿me quieres?» Aquí la respuesta de Pedro, luego de dejar saber ‒mediante su tristeza‒ lo laborioso de este aprendizaje, reconoce que es Dios el origen del amor, es Dios quien mueve al hombre a amar: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero [‘philo se’]».

Antes, durante la última cena, Pedro había dicho: «¡Aunque todos fallen, yo no!» (Marcos 14, 29), ahora, después de este aprendizaje, sabe que es Dios el origen del amor, quizá por ello el texto en la respuesta de Simón Pedro emplea ‘philéo’ y no ‘agapáo’. Cuando el discípulo ha comprendido que no es la iniciativa humana sino el amor de Dios quien mueve a la acción está preparado para la misión.

Meditación5 de mayo-Domingo 3º de pascua

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Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?” Él le contestó: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”.

Jesús le dice: “Apacienta mis corderos”.

 ( Juan 21, 1-19 )

 

Después de comer con sus apóstoles a la orilla del lago, Jesús resucitado inicia una conversación con Simón Pedro. El diálogo tiene como objetivo recordar algo de gran importancia para la comunidad cristiana: entre los seguidores de Jesús sólo está capacitado para ser guía y pastor quien se distingue por su amor a él, a Jesús.

 No ha habido ocasión en que Simón Pedro no haya manifestado su adhesión absoluta a Jesús por encima de los demás. Sin embargo, en el momento de la verdad es el primero en negarlo. ¡Y tres veces! ¿Qué hay de verdad en su adhesión? ¿Puede ser guía y pastor de los seguidores de Jesús?

Antes de confiarle su “rebaño”, Jesús le hace la pregunta fundamental: ¿Me amas más que estos? No le pregunta: ¿Te sientes con fuerzas? ¿Conoces bien mi doctrina? ¿Te ves capacitado para gobernar a los míos? No. Es el amor a Jesús lo que capacita para animar, orientar y alimentar a sus seguidores como lo hacía Jesús mismo.

 Simón Pedro le responde con humildad y sin compararse con nadie: Tú sabes que te quiero. Pero Jesús le repite dos veces más su pregunta de manera cada vez más incisiva: ¿Me amas? ¿Me quieres de verdad? La inseguridad de Pedro va creciendo. Cada vez se atreve menos a proclamar su adhesión. Al final se llena de tristeza. Ya no sabe qué responder: Tú lo sabes todo.

 A medida que Simón Pedro va tomando conciencia de la importancia del amor, Jesús le va confiando su rebaño para que cuide, alimente y comunique vida a sus seguidores, empezando por los más pequeños y necesitados: los corderos.

 Pocos factores son más decisivos para la conversión de la Iglesia que la conversión de los ministros ordenados (Obispos-Presbíteros-Diáconos) al amor a Jesús. Somos nosotros los primeros que hemos de escuchar su pregunta: ¿Me amas más que éstos? ¿Amas a mis corderos y a mis ovejas?

 

Sergio Pulido Gutiérrez, Mons.

Canónigo Catedral - Párroco en San Luis Beltrán

Comentarios   5 de mayo-Tercer domingo de pascua

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COMENTARIO INICIAL

Les damos la bienvenida a nuestro Templo Parroquial en el que nos congregamos para celebrar la liturgia del Tercer Domingo de Pascua.

El Señor Jesús resucitado se nos hace presente; en verdad está con nosotros. Reconozcámoslo en nuestra asamblea… en la palabra que escucharemos… en el alimento santo que vamos a compartir.

Con la alegría de saber que Cristo Jesús está vivo entre nosotros, iniciemos esta celebración.

COMENTARIO A LA LITURGIA DE LA PALABRA

Las lecturas de este Domingo continúan centrándose en el misterio pascual que celebramos, recalcando el compromiso testimonial que implica la experiencia de la resurrección del Señor Jesús. Testigos son los Apóstoles, que proclaman el misterio de la fe pascual a pesar de las amenazas del Sanedrín Judío. Testigos son todas las criaturas que hay en el cielo. Testigos somos también nosotros cuando escuchamos la Palabra de Dios con atención. Así, pues… ¡Escuchemos!

 ORACIÓN DE LOS FIELES: 

  • Por el Papa Francisco, sucesor de san Pedro, para que continúe con valentía cumpliendo la misión de apacentar la Iglesia, en estos tiempos tan difíciles en los que hay que dar testimonio incluso con la propia vida. Oremos.
  • Por la Iglesia Católica, para que, caminando al paso de la humanidad, sepa llevar a todos la esperanza gozosa de la resurrección en Cristo Jesús. Oremos.
  • Por los gobernantes de nuestro país, para que Cristo Resucitado sea el modelo a seguir en la conducción de la nación. Oremos.
  • Por los que sufren viviendo sin fe, los que caminan sin esperanza, decepcionados, como los dos de Emaús; para que el Señor Jesús camine junto a ellos, abra sus ojos y encienda sus corazones, roguemos al Señor. Oremos.

 

Sergio Pulido Gutiérrez, Mons.

Canónigo de la Catedral y Párroco de San Luis Beltrán

Conoce a la nueva beata que tendrá México - Concepción Cabrera de Armida Arias

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La Iglesia en México tendrá una nueva beata este 4 de mayo, gracias a que el Papa Francisco aprobó la promulgación del decreto que reconoce el milagro atribuido a la intercesión de Concepción Cabrera de Armida Arias, madre de familia, cofundadora de la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo y fundadora de otras cuatro agrupaciones religiosas.

Según el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME), el P. Daniel Rivera, Superior General de los Misioneros del Espíritu Santo, señaló que tras el anuncio hecho el 9 de junio de 2018 por la Santa Sede, serán tres los objetivos de cara a la ceremonia de beatificación.

El primero es dar a conocer la vida de la futura beata y presentarla como modelo de santidad, tanto como laica, madre de familia y comprometida con la Iglesia.

El segundo objetivo es destacar que la beatificación lleva implícita la validación y vigencia de la espiritualidad de las Obras de la Cruz; y el tercero, es dar a conocer estas obras que al paso de los años se han multiplicado hasta alcanzar 18 instituciones existentes.

En ese sentido, se organizarán una serie de actividades que tendrán lugar este 04 de mayo en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.

Su vida

Concepción Cabrera de Armida nació el 8 de diciembre de 1862 en San Luis Potosí (México). Hija de una familia acomodada, era llamada cariñosamente “Conchita” por familiares y amigos, y creció muy unida a Jesús Eucaristía.

El 8 de noviembre de 1884 se casó con Francisco Armida García, natural de Monterrey. Tuvieron nueve hijos.

Sus biógrafos señalan que un hecho que marcó su itinerario espiritual fue la visión que tuvo de la Cruz del Apostolado mientras oraba en la iglesia de la Compañía de Jesús en San Luis Potosí.

El 17 de septiembre de 1901 fallece su esposo. Sin embargo, lucha por sacar adelante a sus hijos, confiando en Dios y siguiendo el ejemplo de la Virgen María.

La futura beata fundó el Apostolado de la Cruz en 1894, las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús en 1897, la Alianza de Amor con el Sagrado Corazón de Jesús en 1909 y la Fraternidad de Cristo Sacerdote en 1912.

Posteriormente conoce al P. Félix Rougier Olanier y emprende la tarea de dar origen a la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo en 1914, en plena persecución religiosa en México.

Fundadas las cinco Obras de la Cruz, Concepción Cabrera de Armida Conchita siguió adelante y durante el Gobierno de Plutarco Elías Calles refugió a varios sacerdotes que eran perseguidos.

Uno de ellos fue Mons. Ramón Ibarra y González, primer Arzobispo de Puebla y gran amigo de las Obras de la Cruz.

Finalmente, Concepción Cabrera de Armida murió el 3 de marzo de 1937 en Ciudad de México. En 1999 fue declarada Venerable por  San Juan Pablo II.

Aparición del 13 de mayo de 1917 - Virgen de Fátima

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Aquí dejaron que sus ovejas pastorearan mientras ellos jugaban en la pradera que llevaba uno que otro árbol de roble. Después de haber tomado su almuerzo alrededor del mediodía decidieron rezar el rosario, aunque de una manera un poco truncada, diciendo sólo las primeras palabras de cada oración. Al instante, ellos fueron sobresaltados por lo que después describieron como un "rayo en medio de un cielo azul". Pensando que una tormenta se acercaba se debatían si debían tomar las ovejas e irse a casa. Preparándose para hacerlo fueron nuevamente sorprendidos por una luz extraña.

Comenzamos a ir cuesta abajo llevando a las ovejas hacia el camino. Cuando estabamos en la mitad de la cuesta, cerca de un árbol de roble (el gran árbol que hoy en día está rodeado de una reja de hierro), vimos otro rayo, y después de da unos cuantos pasos más vimos en un árbol de roble (uno más pequeño más abajo en la colina) a una señora vestida de blanco, que brillaba más fuerte que el sol, irradiando unos rallos de luz clara e intensa, como una copa de cristal llena de pura agua cuando el sol radiante pasa por ella. Nos detuvimos asombrados por la aparición. Estabamos tan cerca que quedamos en la luz que la rodeaba, o que ella irradiaba, casi a un metro y medio.

Por favor no teman, no les voy a hacer daño

Lucía respondió por parte de los tres, como lo hizo durante todas las apariciones

¿De dónde eres?

Yo vengo del cielo.

La Señora vestía con un manto puramente blanco, con un borde de oro que caía hasta sus pies. En sus manos llevaba las cuentas del rosario que parecían estrellas, con un crucifijo que era la gema más radiante de todas. Quieta, Lucía no tenía miedo. La presencia de la Señora le producía solo felicidad y un gozo confiado.

"¿Que quieres de mi?"

Quiero que regreses aquí los días trece de cada mes por los próximos seis meses a la misma hora. Lugo te diré quien soy, y qué es lo que más deseo. I volveré aquí una séptima vez.

" ¿Y yo iré al cielo?"

Sí, tu irás al cielo.

" ¿Y Jacinta?"

Ella también irá

"¿Y Francisco?"

El también, amor mío, pero primero debe decir muchos Rosarios

La Señora miró a Francisco con compasión por unos minutos, matizado con una pequeña tristeza. Lucía después se recordó de algunos amigos que habían fallecido.

"¿Y María Neves está en el cielo?

Si, ella esta en el cielo

"¿y Amelia?"

Ella está en el purgatorio.

Se ofrecerán a Dios y tomarán todos los sufrimientos que El les envíe?

¿En reparación por todos los pecados que Le ofenden y por la conversión de los pecadores?

"Oh Sí, lo haremos"

Tendrán que sufrir mucho, pero la gracia de Dios estará con ustedes y los fortalecerá.

Lucía relata que mientras la Señora pronunciaba estas palabras, abría sus manos, y

Fuimos bañados por una luz celestial que parecía venir directamente de sus manos. La realidad de esta luz penetró nuestros corazones y nuestras almas, y sabíamos que de alguna forma esta luz era Dios, y podíamos vernos abrazada por ella. Por un impulso interior de gracias caímos de rodillas, repitiendo en nuestros corazones: "Oh Santísima Trinidad, te adoramos. Mi Dios, mi Dios, te amo en el Santísimo Sacramento"

Los niños permanecían de rodillas en el torrente de esta luz maravillosa, hasta que la Señora habló de nuevo, mencionando la guerra en Europa, de la que tenían poca ninguna noción.

Digan el Rosario todos los días, para traer la paz al mundo y el final de la guerra.

Después de esto ella se comenzó a elevar lentamente hacia el este, hasta que desapareció en la inmensa distancia. La luz que la rodeaba parecía que se adentraba entre las estrellas, es por eso que a veces decíamos que vimos a los cielos abrirse.

Los días siguientes fueron llenos de entusiasmo, aunque ellos no pretendían que fueran así. Lucía había prevenido a los otros de mantener a su visita en secreto, sabiendo correctamente las dificultades que ellos experimentarían si los eventos se sabrían. Sin embargo la felicidad de Jacinta no pudo ser contenida, cuando prontamente se olvidó de su promesa y se lo reveló todo a su madre, quien la escuchó pacientemente pero le dio poca credibilidad a los hechos. Sus hermanos y hermanas se metían con sus preguntas y chistes. Entre los interrogadores solo su padre, "Ti" Marto estuvo inclinado a aceptar la historia como verdad. El creía en la honestidad de sus hijos, y tenía una simple apreciación de las obras de Dios, de manera que él se convirtió en el primer creyente de las apariciones de Fátima.

La madre de Lucía, por otro lado, cuando finalmente escuchó lo que había ocurrido, creyó que su propia hija era la instigadora de un fraude, si no una blasfemia. Lucía comprendió rápidamente lo que la Señora quería decir cuando dijo que ellos sufrirían mucho. María Rosa no pudo hacer que Lucía se retractara, aún bajo amenazas. Finalmente la llevó a la fuerza donde el párroco, el padre Ferreira, sin tener éxito. Por otro lado, el padre de Lucía, quien no era muy religioso, estaba prácticamente indiferente, atribuyendo todo a los caprichos de mujeres. Las próximas semanas, mientras los niños esperaban su próxima visita de la Señora en Junio, les revelaron que tenían pocos creyentes, y muchos en contra en Aljustrel y Fátima.

Aparición del 13 de mayo de 1917 - Virgen de Fátima

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Llevando a su rebaño fuera de Aljustrel en la mañana del 13 de mayo, los tres niños pasaron Fátima, donde se encontraban la parroquia y el cementerio, y procedieron más o menos un kilómetro hacia el norte a las pendientes de Cova. Aquí dejaron que sus ovejas pastorearan mientras ellos jugaban en la pradera que llevaba uno que otro árbol de roble.

Después de haber tomado su almuerzo alrededor del mediodía decidieron rezar el rosario, aunque de una manera un poco truncada, diciendo sólo las primeras palabras de cada oración. Al instante, ellos fueron sobresaltados por lo que después describieron como un "rayo en medio de un cielo azul". Pensando que una tormenta se acercaba se debatían si debían tomar las ovejas e irse a casa. Preparándose para hacerlo fueron nuevamente sorprendidos por una luz extraña.

Comenzamos a ir cuesta abajo llevando a las ovejas hacia el camino. Cuando estabamos en la mitad de la cuesta, cerca de un árbol de roble (el gran árbol que hoy en día está rodeado de una reja de hierro), vimos otro rayo, y después de da unos cuantos pasos más vimos en un árbol de roble (uno más pequeño más abajo en la colina) a una señora vestida de blanco, que brillaba más fuerte que el sol, irradiando unos rallos de luz clara e intensa, como una copa de cristal llena de pura agua cuando el sol radiante pasa por ella. Nos detuvimos asombrados por la aparición. Estabamos tan cerca que quedamos en la luz que la rodeaba, o que ella irradiaba, casi a un metro y medio.

Por favor no teman, no les voy a hacer daño

Lucía respondió por parte de los tres, como lo hizo durante todas las apariciones

¿De dónde eres?

Yo vengo del cielo.

La Señora vestía con un manto puramente blanco, con un borde de oro que caía hasta sus pies. En sus manos llevaba las cuentas del rosario que parecían estrellas, con un crucifijo que era la gema más radiante de todas. Quieta, Lucía no tenía miedo. La presencia de la Señora le producía solo felicidad y un gozo confiado.

"¿Que quieres de mi?"

Quiero que regreses aquí los días trece de cada mes por los próximos seis meses a la misma hora. Lugo te diré quien soy, y qué es lo que más deseo. I volveré aquí una séptima vez.

" ¿Y yo iré al cielo?"

Sí, tu irás al cielo.

" ¿Y Jacinta?"

Ella también irá

"¿Y Francisco?"

El también, amor mío, pero primero debe decir muchos Rosarios

La Señora miró a Francisco con compasión por unos minutos, matizado con una pequeña tristeza. Lucía después se recordó de algunos amigos que habían fallecido.

"¿Y María Neves está en el cielo?

Si, ella esta en el cielo

"¿y Amelia?"

Ella está en el purgatorio.

Se ofrecerán a Dios y tomarán todos los sufrimientos que El les envíe?

¿En reparación por todos los pecados que Le ofenden y por la conversión de los pecadores?

"Oh Sí, lo haremos"

Tendrán que sufrir mucho, pero la gracia de Dios estará con ustedes y los fortalecerá.

Lucía relata que mientras la Señora pronunciaba estas palabras, abría sus manos, y

Fuimos bañados por una luz celestial que parecía venir directamente de sus manos. La realidad de esta luz penetró nuestros corazones y nuestras almas, y sabíamos que de alguna forma esta luz era Dios, y podíamos vernos abrazada por ella. Por un impulso interior de gracias caímos de rodillas, repitiendo en nuestros corazones: "Oh Santísima Trinidad, te adoramos. Mi Dios, mi Dios, te amo en el Santísimo Sacramento"

Los niños permanecían de rodillas en el torrente de esta luz maravillosa, hasta que la Señora habló de nuevo, mencionando la guerra en Europa, de la que tenían poca ninguna noción.

Digan el Rosario todos los días, para traer la paz al mundo y el final de la guerra.

Después de esto ella se comenzó a elevar lentamente hacia el este, hasta que desapareció en la inmensa distancia. La luz que la rodeaba parecía que se adentraba entre las estrellas, es por eso que a veces decíamos que vimos a los cielos abrirse.

Los días siguientes fueron llenos de entusiasmo, aunque ellos no pretendían que fueran así. Lucía había prevenido a los otros de mantener a su visita en secreto, sabiendo correctamente las dificultades que ellos experimentarían si los eventos se sabrían. Sin embargo la felicidad de Jacinta no pudo ser contenida, cuando prontamente se olvidó de su promesa y se lo reveló todo a su madre, quien la escuchó pacientemente pero le dio poca credibilidad a los hechos. Sus hermanos y hermanas se metían con sus preguntas y chistes. Entre los interrogadores solo su padre, "Ti" Marto estuvo inclinado a aceptar la historia como verdad. El creía en la honestidad de sus hijos, y tenía una simple apreciación de las obras de Dios, de manera que él se convirtió en el primer creyente de las apariciones de Fátima.

La madre de Lucía, por otro lado, cuando finalmente escuchó lo que había ocurrido, creyó que su propia hija era la instigadora de un fraude, si no una blasfemia. Lucía comprendió rápidamente lo que la Señora quería decir cuando dijo que ellos sufrirían mucho. María Rosa no pudo hacer que Lucía se retractara, aún bajo amenazas. Finalmente la llevó a la fuerza donde el párroco, el padre Ferreira, sin tener éxito. Por otro lado, el padre de Lucía, quien no era muy religioso, estaba prácticamente indiferente, atribuyendo todo a los caprichos de mujeres. Las próximas semanas, mientras los niños esperaban su próxima visita de la Señora en Junio, les revelaron que tenían pocos creyentes, y muchos en contra en Aljustrel y Fátima.

Fuente: ACI

Mes de mayo-María

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 María

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mayo

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Orar por los sacerdotes

Orar por los sacerdotes

¡La Pastoral Vocacional es una tarea de todos! Por eso en este Nuevo Ritmo que estamos viviendo en nuestra Arquidiócesis de Bogotá, confiamos en el mandato del Señor Jesús, expresado en el Evangelio: "Rogad al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies"(Mt 9,38)

Somos Iglesia que ora por sus sacerdotes y consagrados, para que haya siempre corazones dispuestos y atentos a la voz de Dios que los llama para asociarlos a la misión de Cristo Jesús.

Desde nuestra Pastoral Vocacional Arquidiocesana te hacemos una especial invitación para que todos los jueves te vincules con los momentos de plegaria confiada al Señor por el fomento, aumento y fortalecimiento de las vocaciones sacerdotales y religiosas.

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Intenciones de oración del papa Francisco – Mayo de 2019

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El Santo Padre Francisco pide rezar para que, mediante el esfuerzo de sus propios miembros, la Iglesia en África sea fermento de unidad entre los pueblos, signo de esperanza para este continente.