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4-jul.-2022 lunes de la 14.ª semana de del Tiempo Ordinario

Otra semana más que la iniciaremos en medio de descanso, para darte gracias al Padre celestial por todo lo que iniciaremos.

Otra semana más que la iniciaremos en medio de descanso, para darte gracias al Padre celestial por todo lo que iniciaremos. Gracias por el don de la vida y la salud. Hoy pedimos al Señor que, después de tantos descansos, podamos iniciar nuestras labores para que todo lo que realizamos sea bendecido en tus manos y las obras que realizaremos nos lleven a sentir en nuestro corazón la presencia del Señor.

Hoy nos regalas en tu Palabra un bello poema de amor. El profeta Oseas, que es el profeta del amor tierno y gratuito de Dios, nos sigue amando a pesar de nuestra infidelidad. Oseas está capacitado para describir bien este amor, porque lo ha experimentado en su propia vida, cuando su mujer le dejó. Él fue a recuperarla y recogerla, y entonces experimentó con ella una segunda luna de miel. Ésta es la clase de amor que Dios siente por nosotros. También, Señor, es un amor demasiado grande y generoso; tocabas a los enfermos, los curabas y les daba vida. Ojalá que nos tomes a nosotros de la mano y nos alces del desaliento y del pecado. Danos la gracia para que cuanto toques con tu Cuerpo y con tu Sangre nos regenere y nos renueve, para que vivamos tu vida y marchemos por tu camino hacia ti. Que nos toques con el calor de tu amor para que nuestro amor haga revivir a otros, especialmente a los pobres y a los que sufren.

Gracias, Señor, por este muevo día de descanso y permítenos que recobremos fuerzas para retomar nuestras labores. Momentos de sol, momentos de lluvia; momentos de impaciencia y momentos de calma. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Te alabamos, te bendecimos y te damos gracias. Un muy feliz y bendecido lunes festivo. Ánimo y optimismo. Bendiciones y abrazos.

He tomado de "Un espacio para la Reflexión" este trozo que me pareció súper: Pasó el viento, que hizo volar algunas hojas del peral, que taponaron el viejo canal de agua, que rebosó e improvisó una pequeña corriente, que empujó un melocotón caído, que se precipitó por una de las mil grietas del barro seco. Así nació el que es hoy un melocotonero precioso, por el que otra vez pasa el viento. Sí, hasta los azares nos conectan. Y tanto, que es muy seguro que lo mío tenga algo de lo tuyo; y lo tuyo, algo de lo mío (Francisco José Ruiz Pérez, sj).

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda pbro.